domingo, 11 de mayo de 2008

Las coces de la vida

Ignoro quién dirije los hilos de nuestras vidas. Desconozco si tiene animadversión por la típica persona que es objeto de múltiples zancadillas para probar su paciencia y su límite.
Lo que hace un segundo era insignificante, se torna en parálisis para convertirse en efluvio de recuerdos. El sentido del ser humano: los recuerdos.

El respeto a lo próximo, el adiós de lo que te saludaba alegremente en tu frecuente travesía hasta que el jefe supremio ordenó que fuera la última vez poniendo la peor de las zancadillas. Cualquiera puede ser su objetivo de quien actúa con total impunidad. El azar y la prevención son dos compañeros que deben estar inseparables en nuestras vidas. Luego podemos buscar más amigos.

Mientras tanto nos quedaremos con un recuerdo, un bonito recuerdo de quien mostraba alegría por los cuatro costados, educación y diversión.
I WANTED SER SUPREMO



Un fuerte abrazo

1 comentario:

Anónimo dijo...

que mal suena