viernes, 28 de octubre de 2011

UNA NUEVA ERA

La semana pasada por fin se hizo público lo que tanto tiempo estábamos esperando y es la decisión de la organización terrorista vasca, del abandono definitivo de la lucha armada. Es decir, que no volverán a matar. En todo este tiempo hemos oído innumerables opiniones al respecto, tanto de políticos, contertulios, vecinos, historiadores.... y quizá todas las opiniones tengan su parte de razón y son una opinión real. Ahora bien, de cara a gestionar la entrega de armas y que desaparezca esta organización, ¿Cuál es lo mejor para la sociedad en general? ahí entra el dilema.

El tema del nacionalismo vasco, tanto el sano como el violento es un tema que siempre he sentido atracción por conocerlo, investigarlo y analizarlo. Tal vez sea por las doctrinas de Sabino Arana, o por el peculiar mundo abertzale, pero es un tema que no me ha dejado indiferente.

Los largos años de gobierno nacionalista en Euskadi han ido creando un cultivo independentista que será problemático a medio plazo. La creación de las ikastolas es un ataque directo a la línea de flotación de la educación, con unos temas sesgados y evidentemente dirigidos. Los partidos no se han puesto de acuerdo en prácticamente nada a lo largo de estas décadas allí, y es complicado llegar a acuerdos.

ETA va a desaparecer como organización armada, aunque sigo teniendo dudas si va a desaparecer como organización llamémoslo cultural o social. El actor principal es el mundo abertzale que está en horas altas y se barrunta que en estas elecciones van a obtener unos resultados bastante buenos.

La sociedad española debemos acostumbrarnos a ver a esta gente en el Congreso. Ahora bien, si tanto nos achacan de que el problema vasco lo tenían que resolver los vascos, su entrada en el congreso, legitima a que el resto de los españoles podamos opinar y decidir sobre lo que quiere hacer el nacionalismo vasco en cuanto a la idea global del territorio hispano.

Por otro lado, en el fin de la lucha armada, todos han puesto su granito de arena. Desde luego, y por la distancia, si no llega a ser por la ley de partidos y el acoso policial, ahora mismo, no estaríamos hablando de esto. Así como de la importancia de diversos personajes. Puede que sea injusto pero hay uno que me atrae su figura especialmente y ojalá pueda leer pronto su biografía: Jesús Eguiguren. Presidente de los socialistas vascos, atacado por muchos incluidos los de su partido, pero presente en las negociaciones. Un hombre que lo que ha ido diciendo se ha cumplido, por lo que le doy bastante veracidad.

En el último programa de Salvados, por cierto, programón el de Jordi Évole, reconoció que Josu Ternera le dijo que pedirían perdón. De eso no tengo duda, pero el orgullo de esta gente va a hacer que el Estado también vaya a pedir perdón por Lasa y Zabala, además de algún otro caso. Cierto es que contar 27 en relación a 850.... la proporción no sale muy justa. Aunque bien es cierto, que el Estado ha cometido algún exceso, especialmente en épocas pasadas.

Todavía queda un largo trecho hasta que la organización deje las armas, pero la convivencia tranquila y sosegada, vendrá con diversas generaciones. El mundo abertzale del que tantos jóvenes han caido en sus redes, es muy complicado y las coacciones que han realizado durante tiempo, no son comparables ni mucho menos con las del Estado. Eso también cuenta.