miércoles, 17 de agosto de 2011

RINCONES CON ENCANTO

Hay rincones más cercano de lo que pensamos, que no son Tailandia, Brasil o Punta Cana, y tienen un encanto tremendo. Este fin de semana pude comprobar alguno de ellos, bien cerca, apenas a hora y media en coche. El puente decidimos conocer la sierra segoviana y pasar unos días de forma rural. Nos alojamos en Fuentepelayo (Segovia), un pueblo a mitad de camino entre Cuéllar y Segovia, y que no pillamos las fiestas de milagro. Un pueblo de apenas mil habitantes, pero con unas casas impresionantes. En base al efecto migratorio de los vecinos que trabajan en Madrid y bajan a pasar el fin de semana al pueblo. El lugar de alojamiento fue la antigua casa del notario, cercano a la iglesia y actual Posada Rural.


La Posada Estrella Matutina es un lugar con mucho encanto, plácido y tranquilo. Muy recomendable para descansar y cargar pilas.

Desde este cuartel general, conectábamos otras zonas de la provincia segoviana para hacer un poco de senderismo y conocer bellos parajes. Los objetivos eran Valsaín, la Boca del Asno y la Granja de San Ildefonso.

La zona de la Boca del Asno, con su recordatorio constante a la figura de Carlos III, es un paraje bello y coqueto. Muy cerca de Segovia en plena subida a Navacerrada, y muy cerca del CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental). Sendas tranquilas para pasear, descansar y tomar el fresco.


Cerca de allí, se encuentra la localidad de Valsaín (imagino que pedanía u otra organización diferente del Real Sitio de la Granja de San Ildefonso). Un lugar plenamente turístico, con unas viviendas de los años cincuenta, cuando en época de Franco se las hicieron a los trabajadores del Patrimonio Nacional. Destacable tanto el Aserradero como el Palacio Real, en ruinas tras el incendio y abandono en el siglo XVIII. Si ya de por sí, el lugar es triste, ver las casetas de peñas junto a ello, es lamentable. Sin mencionar a la oveja que quería marcar el territorio y que hizo que la miráramos con recelo.


Destacable es la zona dedicada a la Guerra Civil, con el mantenimiento de trincheras y otros lugares que recuerdan la batalla bélica. Muy buena idea el mantenerlo, sin lugar a dudas, y mejor respeto de la gente que lo contempla.


Tras estos parajes naturales, las día siguiente nos adentramos a visitar, lo que oficialmente se denomina como Real Sitio de la Granja de San Ildefonso. Un lugar espectacular, mandado realizar por Felipe V y su mujer Isabel de Farnesio (en la colegiata se encuentran sus restos), y tanto el Palacio como los jardines son de obligada visita. Unos jardines con influencias tanto francesas por la estructura, como italianos por las fuentes. Eso sí, lleno de jóvenes de la JMJ. Es impresionante lo que mueve el catolicismo.


Para ver todas las fuentes funcionando, hay que ir el 30 de mayo, 25 de julio o 25 de agosto. No tuve la oportunidad de verlas funcionar con agua, pero su sola presencia y el entorno, merece la pena.

Junto al Palacio de la Granja y entre monte, está el Palacio de Riofrío. Lugar de descanso y caza de diversos reyes. Sin tanto encanto, aunque la visita guiada fue didáctica.

Tras descansar con la debida pizza comprada allí, nos fuimos a dormir y esperar al día siguiente. Amaneció el lunes con mucho calor y tranquilamente, preparando la ruta del lunes. Tras un paso breve por Turégano, tocaba visitar Sepúlveda. Es la tercera vez que lo visito pero no me canso de ella. Con la siguiente foto podreis entender el motivo.


Espero os haya gustado el relato y os espero hasta el siguiente artículo.

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