Ya queda menos para que entre en vigor uno de los anhelos que llevo buscando desde hace mucho tiempo: poder estar en un bar tomando algo libre de humos. Conozco a gente que le duele la medida y lo siento por ellos, pero ha llegado un momento, que los que no somos fumadores tenemos que defender nuestros derechos. Ayer entré en un bar de copas por la noche, puesto que todos dejan fumar, y el ambiente estaba cargadísimo, con lo que todavía está mi ropa colgada en la galería esperando que se vaya el olor.
Por respeto, por educación, por higiene y por salud. Si los fumadores, en general, no saben respetar a los que no fumamos "fumadores pasivos", tiene que haber altas instancias que lo regule.
Eso sí, demasiado tarde y demasiado mal hecho. Hace pocos años sacaron una ley, muy light, puesto que no se atrevieron a prohibirlo en exceso, en el que se prohibía en recintos públicos, universidades, etc. y la diferencia es brutal. Ahora se va a prohibir en los recintos cerrados. Sólo falta el estadio, que como te toque al típico paisano al lado con el puro, date por jodido.
No es lo mismo, que te tomes algo con un amigo que fuma, y tú eliges la situación, a que la situación te venga impuesto por decenas de personas que no miran por tí y que si pueden te echan el humo a la cara.
Ole, ole y ole, esperando enero estoy para que mis pulmones, por fín, puedan respirar sanos mientras me tomo una copa agusto.
